
Obtuvo el Premio Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar, 2011; y es ganadora del Premio Casa de Las Américas, teatro, 2016, con la obra Si esto es una tragedia yo soy una bicicleta. Es autora, además, de varios libros como Hilo+Hilo, poesía, Editorial Bokeh, Leiden, 2015; Las analfabetas, novela, Editorial Bokeh, Leiden, 2015; No sabe/no contesta, cuento, Ediciones La Palma, España, 2015; Mayonesa bien brillante, novela, Hypermedia Ediciones, 2015; Dame Spray, poesía, Hypermedia Ediciones, 2016; Chicle (ahora es cuando), poesía, edición bilingüe de la Editorial Letras Cubanas, 2016; Todo sobre papá, poesía para niños, Ediciones Aguadulce, 2016; Transtucé, Editorial Casa vacía, EEUU, 2017; La mujer que compró el mundo, cuento, Editorial Los libros de la mujer rota, Chile, 2017. En el año 2016 mereció el paz Prize, otorgado por The National Poetry Series, con el libro de sonetos Miami Century Fox, Akashic Books, 2017. La Editorial Alfaguara acaba de publicar Mi novia preferida fue un bulldog francés, Narrativa hispánica, España, 2017.Mientras acepta su participación en este proyecto un bebé diminuto crece en su barriga. doblecamino@yahoo.es
En silla dedicada a Rosa Parks
me senté como pluma sobre fuego
y cerré los dos ojos. Niño ciego
que prefiere Bajtín a Carlos Marx.
Parecía película de Lars
Von Trier cuando volví del otro juego,
un mapa sin leyenda donde el lego
también puede ser logo, feas arts.
Se detiene de pronto el autobús
por semáforo en rojo, por ardilla.
Se detiene la idea de la luz.
Al chofer no le gusta mi sombrilla.
No le gusta Zambrano, ni Deleuze.
Adiós logo, adiós Rosa, y adiós silla.
Más extraña que bus en la avenida
voy a pie por la acera de Le Jeune,
holgazana de todo y de ningún
trabajo. Tengo libros y una herida.
Más derecha que metro en la salida
serpenteo los autos, como atún
en profundos océanos. Algún
hombre sucio saluda. ¡Bienvenida!
Más ardilla que tren en el andén
subo por escalera horizontal
y me caigo de nalgas. Fuck you, tren.
Romerillo podrido en lodazal,
hormiguita dormida en su llantén,
cualquier cosa me sirve y me da igual.
Me dijeron “es hora de comer”
y comí como un hombre derrotado
que no sabe si parecer cansado
es mejor que dichoso parecer.
Me dijeron “no pares de comer”
y comí sin futuro y sin pasado,
más alegre que perro en un mercado,
doce horas hasta el amanecer.
Luego eché una a una tanta mierda
que me había tragado noche antes.
Era apenas estúpida y más lerda.
Las pequeñas se fueron por tragantes
aporreándose de derecha a izquierda.
Corazones de harina delirantes.
Si me llega el permiso de trabajo
voy a hacer el trabajo a mi manera.
Un horario que incluya la salmuera,
la trombosis, y algún escarabajo.
Si me llega, merezco un agasajo
de tijera detrás de la escalera
-afilada con uña la tijera-,
y silencio de cine en el tejado.
Si consigo trabajo, con permiso
de quien diera permiso a mi persona
voy a darme candela desde el friso,
y con fuego en los ojos, por cabrona,
te veré y me verás, país mestizo,
Nueva York, La Florida y Arizona.
Que no, porque si viene algún ciclón.
Que sí, porque estaremos sobre ruedas.
Que no, porque si sales o te quedas.
Que sí, porque en el techo hay un gorrión.
Que no, porque ni espejo ni timón.
Cuidado con los cables, que te enredas.
Que sí, porque nos roban las monedas
los mismos que después piden perdón.
En el portal la hamaca, super cool.
Vendrán nuestros amigos al portal.
La yerba siempre verde. Cielo azul.
Los niños encontrándose un panal
adentro de aquel tronco de abedul.
Que no. Que es peligroso. Que está mal.
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